viernes, 30 de septiembre de 2011

Los ocho pasos

Para definir mi identidad como profesor no puedo dejar de acordarme de aquella primavera de 2004 en la que, con el título de doctor bajo el brazo, comencé a trabajar de comercial de líneas telefónicas. Nunca estaré lo suficientemente agradecido a aquella experiencia por todo lo que llegué a aprender. Fueron unos cuantos meses, no demasiados, pero claves para entender muchas de esas cosas que no se enseñan en el aula, aunque se debería.
Y no lo digo en un plano negativo, pensando en lo duro que era aquello. No, lo digo en un plano estrictamente formativo. Trabajando como comercial me dieron pautas para desarrollar con éxito nuestra actividad... y estas las he seguido poniendo en práctica ya que, en mi opinión, son un buen camino para avanzar firmemente en cualquier proyecto, profesional o personal.

Estas pautas las podríamos resumir en ocho "pasos".
1. Actitud positiva: con pesimismo no se va a ningún lado. Los problemas no son tales si los convertimos en retos. Sólo a partir de ellos podemos mejorar, aprender.
2. Puntualidad. Es decir, responsabilidad, compromiso. Saber que cuando tenemos que hacer algo, se hace y además se hace en tiempo y forma, cómo está previsto. Esto no es otra cosa que trabajar con proyectos/objetivos.
3. Estar preparado. Hay que anticiparse a lo que pueda suceder, o al menos intentarlo. Si existe una crisis terrible en Europa... ¿quién dijo que no se puede vivir en otros continentes? Hay que estar preparado, al menos intentarlo. Con ello, además, nos blindamos ante posibles decepciones o sabemos canalizar los éxitos.
4. Trabajar más de ocho horas si es necesario. Quizás esto fuese una exageración interesada por parte de la empresa que daba la formación. Pero hay algo que es evidente: sin trabajo no hay nada... así que hay que trabajar todo lo que sea menester para conseguir nuestros objetivos (ni menos ni más).
5.- Trabajar correctamente la zona. Es decir, ser serios, hacer todo lo mejor posible siguiendo unas pautas previas. Sin buscar atajos, que siempre es lo más cómodo.
6.- Proteger la actitud. Siempre actitud positiva. Si algo va mal... pues no va a mejorar porque veamos el vaso vacío o medio vacío. Hay que tener capacidad de superación, también de sacrificio, pensando que lo que vamos a hacer sólo nos puede llevar a un camino: el éxito.
7.- Saber el qué, por qué y para qué se hace cualquier cosa. Todo tiene o debe tener un sentido y debemos ser conscientes de ello. Por eso lo primero que hay que hacer es reflexionar sobre esto, traducirlo en objetivos, establecer un proyecto o vía para conseguirlo y... ¡a por ello!
8. Tomar el control. Cada uno de nosotros debe dirigir sus acciones, no puede despreocuparse y dejarlas sin más en manos de otros.

En fin, a mi todo esto me ha ayudado. ¡Y de qué manera! Sólo espero que sea de utilidad para otras personas.
Atentamente,



martes, 27 de septiembre de 2011

Buenas sensaciones

Pues sí, tras los dos primeros días de clase debo admitir que tengo buenas sensaciones. El grupo de Historia I (Geografía) parece menos entregado a la causa. Es normal: con una clase de más de sesenta estudiantes y con dinámicas menos propensas a la participación, ésta se hace más difícil. Poco a poco irán, iremos, superando nuestros temores.
Los estudiantes de Filología parece que van a dar mucho juego. Destacaré este primer día la intervención de una chica, Lidia, sobre la posibilidad de la pérdida de derechos de autoría sobre las entradas en el blogs. En fin, no es demasiado habitual encontrar este tipo de comentario. Empero, no le faltaba razón en el sentido que, al final, internet puede derivar en un repositorio de copias sobre copias.
En definitiva, en ambas asignaturas se ha explicado la metodología docente, los sistemas de evaluación y, lo más importante, hemos comenzado a trabajar.

domingo, 25 de septiembre de 2011

El viaje empieza ya...

A mi príncipe de tres años le encanta una serie infantil, "Little Einsteins", cuya canción se queda tatuada en la memoria de cualquiera que la escucha. Comienza con "El viaje empieza ya..."
Pues bien, el viaje del curso 2011/2012, efectivamente, despega en apenas dos horas. Reconozco que he pasado un fin de semana de expectación, de mariposas en el estómago. ¿Cómo resultará la experiencia? ¿Qué estudiantes tendré? ¿Hasta qué punto tendré la oportunidad de ayudarles en su futuro? Tantas preguntas, tantos desafíos.
Hoy tendremos la presentación. Y lo primero... a trabajar en grupo. Hay una condición para mis alumnos que me parece innegociable: necesito y demando gente con iniciativa, emprendedora, capaz de asumir responsabilidades y retos. Nada que ver con gente apoltronada en el cómodo regazo del apunte, del trabajo dado. ¿Acaso esto les ayudaría ante el incierto futuro que tenemos en el horizonte?
En fin, sólo así siento que tiene sentido los contenidos que imparto.

viernes, 23 de septiembre de 2011

Cooperar, colaborar

No queda otra. Ante la dramática situación en la que nos encontramos, no cabe otra solución que la cooperación. Esta no es una crisis más, comparable con otras acaecidas en el pasado. Aquí se equivocan los economistas y los sociólogos, algunos más preocupados por lecturas de gráficos que por saber qué esta ocurriendo.

La globalización, ese proceso por el que el mundo va perdiendo fronteras y que ampara una integración a escala planetaria, ha acabado por formar una economía mundial donde todos estamos relacionados con todos. Es una estructura en red donde cualquier incidencia en uno de sus miembros –un país, una empresa, un grupo social, etc.- tiene o puede tener consecuencias para todos. Es aquello del tan traído efecto mariposa o de las teorías de mundo pequeño, donde se demuestra que todos estamos mucho más cerca de lo que pensamos respecto a otros congéneres. Y con la economía sucede lo mismo: lo que afecta a Grecia, afecta a Europa. Lo que afecta a Europa, cómo no, afecta a España. Lo que afecta a España tiene incidencia en Estados Unidos y, por seguir con esta cadena, cualquier alteración en la economía china hace o puede hacer que todos tengamos que comprar más caro o más barato en nuestras compras diarias.

Colaborar, cooperar. No hay otra solución. Este no es un argumento lanzado desde postulados éticos o religiosos (para eso ya tuvimos a los “papa boys” del pasado agosto). No, es ciencia. Pura y sencilla ciencia, esto es, conocimiento racional alcanzado con método. Nuestro actual sistema económico es un sistema dinámico no lineal, con sus condiciones y propiedades. No es momento de explicar que es esto de sistemas dinámicos; para ello pueden acudir al libro de R. Solé, Redes complejas. Del genoma a internet, donde se explica con claridad que el universo funciona a partir de estas estructuras. Sea en el cuerpo humano –la comunicación neuronal sigue estas formas-, la naturaleza (un tsunami se mueve por principios similares) o fuera de nuestros planetas, hoy sabemos que todo o casi todo tiende a funcionar de este modo. La economía también, por supuesto.

No hay recetas mágicas para salvar la economía. Pero sí parece claro que ahondar en divisiones y en falta de entendimiento sólo conduce al suicido colectivo al que nos estamos acercando. Gobernar frente al otro o buscar el provecho egoísta sólo equivale a la autodestrucción. Podía tener lógica en el siglo XIX. Ya no. Señores políticos, ya saben: aparquen sus diferencias y abran una puerta al diálogo. Señores empresarios, trabajadores: busquen escenarios de cooperación porque sólo así podrán solucionar sus propios problemas. Y así sucesivamente. El beneficio del otro será el suyo propio.

¿Acaso piensan que cuando los millonarios de Estados Unidos o Francia desean pagar más impuestos, lo hacen, sin más, a causa de un repentino arranque de altruismo? No, lo hacen porque saben que para seguir viviendo la buena vida necesitan del concurso de otras capas sociales. Sin pobres que cada vez lo sean menos, se hunden; sin ricos que no tiren de la economía, nos hundimos. Y lo mismo podríamos decir de los países. Sin países cuyo nivel de vida no crezca, todos caeremos. Sin países “locomotoras”, la economía mundial no puede crecer. Eso es un sistema dinámico no lineal.

Ya lo dijo Amaral: “sin ti no soy nada”. Ahora lo difícil es poner en marcha los marcos que regulen lo único que nos puede salvar: la colaboración. Y subrayo lo dicho. Esto no es un propósito basado en valores. Es racionalidad, ciencia, simplemente ciencia, que para algo vale.