Seguro que no es una frase desconocida para cualquier docente.
Incluso para cualquier interesado en la materia. ¿Qué lecciones se
pueden extraer del pasado? ¿Qué me aporta su estudio para mi presente?
¿Es útil? La respuesta puede ser fácil cuando es un historiador quien la
expresa. Quizás sea más difícil de entender para quien sólo observa la
realidad desde el punto de vista de lo inmediato, en ocasiones de lo
tecnológico.
Historia debería otorgar amplitud de miras. Por
supuesto, para entendernos y mejorarnos. Pero, especialmente, amplitud
de miras para imaginar soluciones para un futuro que irremediablemente
se encuentra ligado al pasado. Mal historiador sería el que no es capaz
de imaginar; mejor dicho, proponer interpretaciones plausibles sobre un
pasado que naturalmente no es posible reconstruir. Si un historiador es
capaz de imaginar soluciones para entender el pasado -perdón, pensaba en
hipótesis fundamentadas- ¿acaso ese modo de entender la realidad no
será aprovechable para generaciones futuras? ¿Su conocimiento, acaso, no
servirá para generar actividad económica?
En cualquier
caso hay un punto en el que los historiadores debemos ser cautos,
cuando no autocríticos. Para pasar de la investigación a la
transferencia hay que conocer algo de metodología de innovación. Quizás
lo más oportuno sea pensar en "Lean Star-Up", cuyo aprendizaje y puesta
en práctica no es tan complejo como en un principio se podría suponer.
Lo más importante, en cualquier caso, es concebir la posibilidad de
pensar de modo diferente, de experimentar la maravillosa sensación de
ser disruptivo como fórmula previa para la creación. Este es el origen
de cualquier libro; también puede ser el origen de cualquier otra forma
de transferencia de conocimiento.
Si hablamos de estos temas, no podemos dejar de mencionar Ashoka y las Escuelas ChangeMaker.Constituyen
el corazón de la innovación, en el aula y fuera de ella. El corazón de
nuevas propuestas para construir un mundo mejor. Mejor desde la clase,
mejor entre todos y con todos. Mejor con pasado, conociendo el mismo
para ponerlo en valor y saber que no habrá ciudadanía mejor formada que
aquella que entienda que sin conocer nuestro pasado es difícil mejorar
el futuro. Empero, señore/as, para ello los historiadores también
deberíamos cambiar algunas de nuestras pautas y saber que, más allá de
los libros, existe el conocimiento y que este solo toma sentido si llega
a la sociedad desde formas múltiples.
No hay comentarios:
Publicar un comentario