viernes, 3 de febrero de 2012

El examen, con una sonrisa.

Hoy he asistido a una de las pruebas más distendidas que recuerdo. Distendidas para mí, quizás no tanto para mis estudiantes de primero de Grado en Filología. Pero ¡había sonrisas entre los asistentes! Dado que debían preparar las preguntas con antelación y, además, podían presentarse al examen con el material que deseasen -incluido dispositivos electrónicos-, no tenía demasiado sentido guardar el orden establecido.
La verdad es que me ha gustado la sensación, pues era una sensación de libertad, esa que siempre debe estar presente en cualquier apartado de la vida. Incluso me he atrevido a bromear con ellos en algún momento. Podían salir al baño a fumar, o podían sonreír en un momento determinado. El trabajo ya estaba hecho, para bien o para mal (estoy convencido que para bien, pues éste es uno de los mejores grupos que nunca he tenido).
En fin, no había mejor manera de concluir la asignatura que esbozar... sonrisas en el "examen".

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