sábado, 15 de octubre de 2016

Calificando profesores

Hace unos días recibí una magnífica noticia: por vez primera mi universidad ha declarado mi labor docente del curso 2015-2016 como "excelente" gracias a las evaluaciones de alumnos del Máster de Formación de Profesorado, evaluaciones institucionales y autoinforme. En tal calificativo se esconden dos sentimientos contrapuestos. El primero, por supuesto, es de satisfacción y alguna vanidad. El segundo es de desconcierto: ¿acaso este año soy más "excelente" que otros, cuando las evaluaciones oscilaban entre 85-93/100 (para llegar a "excelente" hay que alcanzar el 95/100)? ¿Hasta qué punto es justo poner etiquetas cuando sólo estamos haciendo nuestro trabajo? ¿No estará aumentando este sistema de encuestas la competitividad entre colegas simplemente para conseguir puntuaciones altas antes que buscar que la universidad en su conjunto ofrezca las mejores prestaciones posibles? ¿No sería más efectivo poner el foco sobre las evaluaciones bajas antes que en la altas?
Vaya por delante que defiendo la pertinencia de realizar encuestas obligatorias de todos los profesores/asignaturas ya que constituyen algo así como un "control de calidad" de la Universidad. Por eso participo desde hace muchos años en los sistemas de evaluación "Docentia" de la Universidad Complutense. Lo que no termino de compartir es que estos sistemas de evaluación sean tomados como un atributo de realidad, es decir, que un profesor sea "excelente", "muy positivo", "positivo" o "no positivo" sólo por una puntuación. La realidad, naturalmente, es más compleja. Los resultados de las encuestas son un indicador, una pista. Son relevantes e importantes pero hay numerosos matices que no contemplan: número de alumno/as por aula (tiene más mérito una buena evaluación con muchos estudiantes que con pocos), horarios, instalaciones, orientación de las preguntas, contextualización de la asignatura, etc. Un profesor puede ser magnífico y no llegar a ser "excelente". Otros, quizás, puedan llegar a ser "excelentes" en calificación pero quizás no tan magníficos.
Personalmente no creo que un profesor sea "excelente" por llegar a una determinada puntuación. Al menos yo no me siento este año "excelente" mientras otros años no lo sentía. Soy el mismo con tres puntos más, simplemente. E insisto, lo relevante para la universidad o para el sistema educativo no deberían ser tanto los "excelentes" como aquellos colegas que manifiestamente se comportan como malos profesionales. Que los hay, sin duda.

2 comentarios:

  1. En primer lugar enhorabuena. Me alegro mucho del premio, y te lo mereces.
    Estoy de acuerdo con lo que dices. Un abrazo

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  2. Gracias Jesús. Lo del premio es una casualidad. Se puede se profesor "excelente" sin ser un excelente profesor. Y a la inversa. Por esto no termino de estar de acuerdo con este sistema de reconocimiento institucional.

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